Hace 50 años, un día como hoy, los italianos recibieron como un golpe seco una invitación a volar en defensa de los sueños. Un jóven cantante vestido de smoking blanco subió al escenario más importante de ese país, el festival de San Remo. Nadie había anticipado lo que iba a suceder. Doménico Modugno, entonces, comenzó a cantar: 'Pienso que un sueño así no se repetirá: / me pintaba las manos y la cara de azul / de improviso era arrebatado por el viento / y comenzaba a volar en el cielo infinito"
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