En mundos alterados, algunos desafían el continuo espaciotemporal y otros enfrentan los sueños propios y ajenos, con resultados muy parecidos. Le sucedió al escritor argentino Jorge Luis Borges y al primer oficial vulcano señor Spock. Ambos, literalmente, se encontraron a si mismos, aunque en diferentes puntos de la realidad.
Borges se me apareció como una avalancha al final de la película Star Trek, cuando el joven señor Spock llama: “padre”. Y entonces un hombre mucho más viejo que él se da vuelta y dice en forma lapidaria: “no soy nuestro padre”.
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