Desde hace unos días el Sol se oculta detrás de las islas. Es una señal que anuncia la llegada del otoño a Lima y el final de la temporada de caza del rayo verde en una ciudad de atardeceres inquietantes.
La existencia del rayo verde no está en duda, las enciclopedias lo reseñan como un fenómeno óptico atmosférico. Pero resulta curioso que aunque el Sol se hunde en el horizonte todos los días y en países muy diferentes (y es el mismo Sol, según dicen), casi nadie ha visto ese destello crepuscular.
Todo lo cual nos lleva a una conclusión: al rayo verde es más importante buscarlo que encontrarlo.
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